País intervenido—Sobre la visita de Obama a El Salvador

Para Santana Chirino Amaya, In Memoriam
Por Edgardo Quintanilla (*)

LOS ÁNGELES - Un diluvio cae este domingo en mi ciudad mientras las noticias borbotean sobre los ataques de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos a posiciones militares en Libia. Otra guerra más es justificada en forma Orwelliana al llamarla “Odisea del Amanecer”. “Los bombazos son para salvar vidas”, dijo sonriente el presidente francés sin mencionar que hace varias semanas Qadafi era tratado como un aliado estratégico.

Cambio de canal y hallo mayor entendimiento sobre la realidad en la película “Shooter” en la cual un militar y senador de alto rango forman un complot de asesinato que implica a un soldado estadunidense para así encubrir una masacre en una villa africana.

Pienso en un reciente artículo de un salvadoreño-americano que dijo que Obama llevaba la esperanza a El Salvador. Hay quienes que erran al dejar de cuestionar la realidad que apunta hacia otra dimensión y se comportan como el personaje principal del cuento “Walter John Harmon” de E.L. Doctorow que no deja de creer en cierta secta religiosa aunque su mujer comienza a tener sexo con el líder de dicha secta ya que el líder religioso ha dicho que su labor es limpiar los pecados de sus feligreses.

Si ARENA dejó un país dolarizado y la figura simbólica de Francisco Morazán eliminada de la moneda para siempre, el FMLN deja a El Salvador disimuladamente intervenido por el gobierno estadounidense. “Con plata hasta el chango baila”, dicen los mexicanos.

La organización El Rescate celebra el 24 de marzo en una cena de gala en la Universidad del Sur de California 30 años como institución. Su trabajo investigativo de las violaciones de los derechos humanos en El Salvador es inigualable. Mi trabajo voluntario para la comunidad empezó en El Rescate en 1981 en la documentación de casos de asilo de salvadoreños desplazados por el ejército salvadoreño.

Rememoro la creación del “Comité Santana Chirino Amaya” en El Rescate para recoger fondos para refugiados salvadoreños y nombrado en honor a un salvadoreño que fue deportado en los años 80 y asesinado por miembros del ejército salvadoreño después de su arribo.

Vuelven a mi mente los conciertos del grupo Unidad en Los Ángeles donde el cantautor Will Echegoyén entonces cantaba “No, no, no a la intervención, el pueblo quiere revolución”. Los conciertos se cerraban con coreos en honor al FMLN y todos los caídos.

Veo ahora la ironía al tener en mis manos “El Valle de las Hamacas” autografiada por Manlio Argueta en 1986 en Los Ángeles que dice “!Venceremos!”

La importancia actual de El Salvador es que el gobierno estadounidense precisa de una base disimulada para extensos operativos de la CIA, DEA, y el FBI para estudiar el incremento de redes criminales de narcotráfico y para intervenir en el momento apropiado en el control del flujo de droga, armas y lavado de dinero.

Veremos en el futuro una mayor presencia de barcos militares de los Estados Unidos en el Golfo de Fonseca y el mayor uso del aeropuerto de Ilopango para objetivos militares estadounidenses. Lo que la base Palmerola en Honduras fue durante los 80, El Salvador ahora lo obtiene en forma asolapada. No hay otra razón para que Obama haga una visita a un pequeño país. La comunidad salvadoreña-americana carece de poder político a nivel nacional para que Obama la estuviera complaciendo.

La lección de cómo intervenir disimuladamente en un gobierno latinoamericano sin hacer revuelos para propósitos de inteligencia militar, lo ha aprendido los Estados Unidos en México, sobre todo durante la administración Calderón.

Lo que viene para el gobierno de Funes a cambio son mayores prestaciones monetarias de los EEUU que producirán altos dividendos administrativos pero en realidad pocas obras concretas que beneficien a la población salvadoreña. Funes y el FMLN quedan ahora en paz, con el visto bueno que significa la visita de Obama. El pretexto de que Obama quería visitar ruinas mayas es pura pantalla. Guatemala y Honduras tienen mejores ruinas maya y un mayor presupuesto para mantenerlas.

El Frente está ahora entronizado, con su gente en los mejores puestos de la burocracia salvadoreña, gozando de vidas burguesas. Los dólares que vienen servirán para mantener y asegurar a la burocracia efemelenista en el poder, así como armar más al ejército salvadoreño. No me sorprendió que el vice-presidente salvadoreño haya despedido este febrero pasado al anterior vocero de prensa del ministerio de educación para meter a alguien del Frente sin importar la experiencia de dicha persona.

Funes tiene razón al decir que su país es el menos corrupto en Centroamérica. Lo es porque su extensión pequeña. Los reportes del Departamento de Estado americano muestran otra cara de la realidad salvadoreña al enfatizar la corrupción, la impunidad, la ineficiencia del sistema judicial, el desempleo, la violencia hacia la mujer, el tráfico de prostitutas, y los niños que trabajan en la esclavitud.

El “no, no. no a la intervención” queda ahora en el olvido. Dudo que a alguien en el FMLN le importe ya la vida de Santana Chirino Amaya porque el “Terremoto” de King Flyp tiene mayor relevancia.

Nadie debe sorprenderse que en las cortes de inmigración en los Estados Unidos los salvadoreños siguen pidiendo asilo porque tienen miedo de regresar a su país. El FMLN en los Estados Unidos no ha creado una red de protección legal para el emigrante salvadoreño. Esta falla ha sido correctamente denunciada en el programa cibernético de “Casa de la Cultura” en Los Ángeles.

Durante más de un año que Walter Durán, ex-guerrilla y ex-miembro de la asamblea salvadoreña, ha servido como cónsul salvadoreño en Los Ángeles, no he recibido de su parte ninguna referencia del caso migratorio de nadie a pesar de conocerme y saber de mis 17 años de experiencia como abogado de ley migratoria en los Estados Unidos.

La noche cae en mi ciudad angelina y la lluvia sigue, sin relámpagos, sin centellas. La oscurana del militarismo en El Salvador aún no ha terminado. El espíritu de Roque Dalton vaga y clama por el turno del ofendido.

(*) Abogado salvadoreño y experto en ley migratoria de EE.UU.

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